La Iglesia del Nazareno se compone de aquellas personas que voluntariamente se han asociado de acuerdo con las doctrinas y gobierno de dicha iglesia, y que buscan la santa comunión cristiana, la conversión de los pecadores, la entera santificación de los creyentes, su edificación en la santidad y la simplicidad y poder espiritual manifestados en la iglesia primitiva del Nuevo Testamento, junto con la predicación del evangelio a toda criatura.
La Iglesia del Nazareno existe con el propósito de servir como instrumento para el avance del reino de Dios mediante la predicación y la enseñanza del evangelio en todo el mundo. Nuestra comisión bien definida consiste en preservar y propagar la santidad cristiana como la establecen las Escrituras, por medio de la conversión de los pecadores, la restauración de los apóstatas y la entera santificación de los creyentes.
La vida presente y futura de la Iglesia del Nazareno está definida por su participación en la misión de Dios. Es, por tanto, una expresión de la Iglesia de Jesucristo y una organización que se distingue no sólo por sus creencias, sino también por la manera particular en que contribuye al reino de Dios.
En su transición al nuevo milenio es propio que la Iglesia del Nazareno identifique los aspectos distintivos que con gozo abrazamos y celebramos. Con gusto ofrecemos nuestros tesoros más preciosos —nuestra misión, llamado, creencias y más altos valores—, como regalo a las generaciones venideras.
Oramos para que nuestros valores centrales continúen sirviendo como directrices a quienes tienen que abrirse camino entre las luces y las sombras de las décadas que están adelante.